La materia prima analizada, el algodón |
Comenzamos la reunión tratando de compartir brevemente la revisión que hicimos de nuestras conexiones, tanto personales como eléctricas, para pasar enseguida a analizar, mediante una especie de juego de pistas cómo conectamos en realidad las cosas. En occidente hemos organizado socialmente gran parte de esa conexión a través del mercado, que utiliza el dinero como forma de intercambio, y el mundo como ámbito geográfico para dicho intercambio. Se ensalza lo positivo de todo esto, y se indica que el mercado gestiona adecuamente los intercambios debido a la igualdad de todos los agentes y a la información compartida por todos. Pero ¿es ésto real?
Quisimos hacernos esta pregunta en torno a un caso concreto, el caso del algodón. Presentamos tres camisetas sencillas, de tres actividades solidarias de nuestro entorno, todas ellas procedentes, según el etiquetado, de Bangla-Desh, aunque sin tener nada que ver unas con otras. Y junto a ellas entregamos, a cada uno de los tres gupos que formamos, un sobre que contenía cuatro preguntas sobre uno de los tres procesos en que dividimos el ciclo del algodón: producción del algodón, fabricación de las prendas y comercialización-consumo de la camiseta. Cada sobre iba acompañado de tres imágenes sugerentes de la realidad de cada fase, aunque no muy explícitas, para poder valorar realmente qué información tenemos de la realidad que existe detrás de cada una de ellas. Una vez los grupos hubieron realizado el trabajo, reconstruimos entre todos el proceso de la camiseta, viendo todas las repercusiones de cada una de las fases de su producción; pudimos comprobar que sabemos mucho más de la fase de comercialización-consumo que de las fases previas. Finalizamos el proceso con un breve video que sintetiza muy bien todo esto, https://www.youtube.com/watch?v=sYI1VRfOmD0
Taller de confección textil en Bangla Desh |
Finalmente, trabajamos sobre dos conceptos básicos de ecología que aparecen en el texto de la Laudato si. Por un lado, el de huella ecológica, que es una forma de hacer visible la repercusión ecológica de nuestro nivel de vida. Nos hicimos conscientes con ello de que nuestro ritmo de vida es ya insostenible, pues superamos (en 1,5 veces) la capacidad de compensación de nuestro planeta, y lo conducimos hacia su agotamiento, sobre todo si pretendemos globalizar el nivel de consumo de los países occidentales, ya que ésto requeriría de más de dos planetas y medio para mantenerse en el tiempo. Por ello, contemplamos también la necesidad del decrecimiento, de la renuncia voluntaria a nuestro elevado nivel de consumo para que otros, que no pueden siquiera satisfacer sus necesidades básicas, logren un suficiente nivel de desarrollo. Es éste un ámbito en que se puede vivir, de verdad, la caridad cristiana.
El símbolo del decrecimiento, un caracol |
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