La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicaba en su revista "Compra Maestra" (nº 357; Noviembre de 2010) un artículo sobre las condiciones de producción de la piña en uno de los países más desarrollados de Centroamérica: Costa Rica. En el prólogo del artículo podemos leer: "El comercio de la piña es un ejemplo de la perversa tendencia de los mercados agrícolas: los intermediarios (compañías fruteras e hipermercados) recogen los beneficios; los trabajadores apenas ganan para subsistir".
Algunos de los datos aportados por el artículo son los siguientes:
- Hoy en día, un kilo de piña de Costa Rica, producida a miles de kilómetros de Europa y transportada por barco, cuesta en un supermercado español alrededor de 1,5 euros, menos que muchas de nuestras frutas autóctonas
- Los precios de este producto son impuestos por las grandes cadenas de distribución. Sus argumentos son contundentes; valgan de ejemplo los siguientes:
- En España cinco cadenas de supermercados concentran el 70% de las ventas de alimentación
- En Europa, Carrefour mueve cada año más de 85000 millones de euros; la inglesa Tesco, más de 60000 millones.
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Negarse a sus exigencias es quedarse fuera del circuito. Los productores no tienen más remedio que avenirse a bajar los precios.
- En el 2002 una tonelada de piña se pagaba a 1080 euros; en 2009 el precio era de solo 600 euros. Las compañías fruteras consiguen reducir los precios gracias al uso de nuevas técnicas industriales (fertilizantes, pesticidas....) y, cómo no, recurriendo a la mano de obra barata.
- Turnos de hasta 14 horas diarias, de día y de noche, en pésimas condiciones laborales y con sueldos de 360 euros brutos al mes. Los representantes sindicales son sometidos a fuertes represiones que incluyen las agresiones personales, destrozos en sus oficinas, etc.
- El uso de plaguicidas está afectando a estos trabajadores, ya que los manejan sin los equipos de protección adecuados. No obstante, los análisis realizados por la OCU a piñas adquiridas en el mercado español, no encontraron restos de estos productos en cantidades superiores a las permitidas por la ley para el consumo.
Finalmente, el artículo acaba proponiendo una alternativa a esta perversa maquinaria de producción-distribución-consumo. La propuesta de la OCU es la compra ética. Si bien es cierto que, a día de hoy, no es posible encontrar piña fresca de comercio justo en España, sí es posible adquirirla envasada en almíbar. Los productos de comercio justo garantizan que en su producción se han respetado la dignidad de los trabajadores y las condiciones medioambientales.
Es de destacar y de agradecer que la OCU, una de las más influyentes organizaciones de consumidores en nuestro país, apueste por la ética como uno de los valores a considerar a la hora de consumir. No sólo la calidad y el precio de los productos deben justificar nuestra elección a la hora de comprar.
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